miércoles, 30 de diciembre de 2009

LOS MEJORES LIBROS DEL 2009!

Como podía terminar el año sin hacer esto?

El 2009 me dejó miles de experiencias nuevas (buenas y malas, pero no me quejo!) entre ellas este blog.
Nunca me hubiera imaginado que de todas las personas, yo precisamente terminara creando uno, pero hoy, 6 meses después les puedo decir que es una de las mejores cosas que he hecho.

Todo comenzó gracias a mi renovado amor por los libros después de leer (ahora pueden reirse) Crepúsculo, y terminar metida en el foro de Purple Rose buscando más libros que se parecieran.

De casualidad terminé leyendo Vampire Academy, la saga que amo con devoción absoluta y muy por encima de todas las demás... cuando iba por el segundo libro me enteré que las chicas del blog que traducía la saga lo cerraban por filtraciones de su trabajo y problemas varios, y como buena neurótica que soy, me aceleré y le propuse a Elizabeth ( la administradora de PR) que continuaramos con SHADOW KISS, aunque era una total desconocida y nunca antes me había metido en una traducción que por el momento sólo me incluía a mi.
Allí comenzó todo. Conocí personas maravillosas, amigas de corazón y me gané una hermana nueva (a que no adivinan quien es) y después de tantas traducciones el paso lógico a seguir fue abrir este blog, que cada vez que veo el contador de visitas me sorprende más.

Y hoy, penúltimo día del año, les traigo la lista de mis favoritos del 2009. No podría decir un orden en particular... pero voy a poner en negrilla mis MÁS favoritos... Y no se olviden de votar en la encuesta que he posteado.


BLOOD PROMISE. Vampire Academy #4, Richelle Mead

CIUDAD DE CRISTAL. Los instrumentos mortales #3, Cassandra Clare

AMANTE VENGADO. La Hermandad de la daga negra #6. JR Ward

CATCHING FIRE. Los Juegos del Hambre #2. Suzanne Collins

DREAMFEVER. Saga Fever #4. Karen Marie Moning

SHIVER. Lobos de Mercy Falls #1. Maggie Stiefvater

COVET. Saga Fallen Angels #1. J.R Ward

INTENCIONES TRAVIESAS. Saga traviesos #4. Lora Leigh

EL DESPERTAR DE DAWN. Saga Castas #14. Lora Leigh

DULCE Y LEJANO. La Orden de la Academia Spencer #3. Libba Bray

ACHERON. Darkhunters #22. Sherrilyn Kenyon

FANTASÍA PROHÍBIDA . Shayla Black

UN AJUSTE DE CUENTAS. Los ocho del infierno #1. Sarah McCarty

Que piensan? Falto alguno de sus favoritos?

Espero que les gusten tanto como a mi, y que el 2010 esté lleno de buenos libros para compartir.

Un beso!

martes, 29 de diciembre de 2009

Y CON USTEDES: JERICHO Z. BARRONS

Bueno... después de la mala noticia, tenía que traerles algo bueno para compensar.

Para todos l@s que amamos la serie FEVER de Karen Marie Moning, Barrons, es todo un misterio. Por mi parte tengo bastante claro que lo amo con locura, aunque la mitad del tiempo - a quien engaño???- TODO el tiempo, me estoy preguntando quien es en realidad, que quiere y para donde va.

Pero dejando a un lado mis tres millones de preguntas sobre esta genial serie, el regalo de hoy viene directamente del newsletter de la autora, que como regalo de navidad para todos sus seguidores, nos presenta al mismísimo BARRONS, por lo menos lo más cercano que podemos llegar a él, el actor Eric Etebari, a quien ella misma ve como JZB: "Oscuro, sexy, peligroso y complejo"

El juicio, mis queridas compañeras Fever-fanáticas se los dejo a ustedes, yo por lo menos, no tengo nada de que quejarme.

MALA NOTICIA

Hola chic@s!
Como supongo que ya habrán leído en el blog de Las Nenas y en Luna Azul, hemos decidido detener la traducción de BEAUTIFUL CREATURES.

La razón? LAS EDITORIALES.
A pesar de nuestras mejores intenciones, lo más posible es que terminemos metidas en un lío legal si continuamos con la traducción, ya que al parecer el libro va a ser publicado en español a mediados del 2010.

Una lástima, a mi de verdad el libro me encantó, pero es mejor evitarnos problemas, asi que espero que nos disculpen y nos entiendan.

En todo caso, si se nos ocurre una solución van a ser las primeras en saberlo ;)

jueves, 24 de diciembre de 2009

SALUDITOS, ACTUALIZACIÓN SOBRE MI VIDA Y NAVIDAD

Hooola a tod@s!
Hoy vamos a hablar de mi :P

Vale... es navidad, tiempo de compartir y quiero compartir mi felicidad con el mundo, porque REGRESÉ A CASA!!!

Y bueno, para aquellos que no tengan idea de que estoy hablando, les cuento que estuve todo el 2009 viviendo, estudiando y trabajando en Argentina... y justo ayer regresé a casa, donde mi familia me recibió con globos y fiesta y aunque soy la prueba viviente de que los zombies existen, estoy muy feliz y pienso seguir esta noche con la fiesta de navidad. Supongo que uno de estos días voy a poder dormir.


Y regalos?? Ya los compraron??
Mi auto-regalo del año (además de algo de ropa de verano, que vaya que me hacía falta) fué este maravilloso libro LOS JUEGOS DEL HAMBRE, que además de entretenerme durante 8 horas de vuelo en clase turista (Se supone que la gente duerma algo en esas sillas???) va a hacer parte de mi colección de favoritos.

Yo soy una firme creyente de la navidad, indiferentemente de religiones, creo en la magia de la época, en compartir y en estar con las personas a las que quiero y recordarles lo importantes que son para mi.

Asi que a todos ustedes que siguen y leen este blog, les deseo lo mejor... pasen tiempo con sus familias y amigos, recuerdenles lo mucho que los quieren y cenen muuucho, yo lo voy a hacer ^^.

FELIZ NAVIDAD PARA TOD@S!!

lunes, 21 de diciembre de 2009

COVET, JR WARD

**Caty hace un ridículo pero sincero saltito feliz**

Por fiiiiin!!! Después de escuchar de por lo menos 3 o 4 blogs y foros que estaban traduciendo este libro (labor que respeto y admiro teniendo en cuenta la cantidad de slang que usa JR Ward) , finalmente está disponible en ESPAÑOL para todas las que como yo, mueren por cualquier cosa que salga de la imaginación de la ya muy nombrada Warden.

Covet o Codicia, es el primer libro de la saga de los Ángeles caidos, la cual es paralela en tiempo y lugares (y uno que otro personaje, pero shhh!) con La Hermandad de la daga negra.

Que puedo decirles... de verdad no quiero spoilearles la heroina (porque si han leido la hermandad ya la conocen) pero puedo hablarles de Para empezar puedo decirles que no tenemos uno, sino dos heroes. Jim, el ángel caido (concepto que no les puedo explicar sin contarles medio libro, asi que leánlo ^^) a quien realmente no llegamos a conocer mucho, pero que es el personaje que ilará la historia, y si han leido a la Warden saben que en un libro se desarrollan decenas de historias parlalelas, un hombre que no cree en nada ni nadie se ve obligado a luchar por salvar las almas de otros y a enfrentarse a lo que hasta hace poco le hubiera parecido simplemente ficticio.

Y entonces está Vin, nuestra primera alma a salvar. Guapo, millonario, exitoso y totalmente adicto al trabajo. Obviamente la vida perfecta que aparenta tener no es lo que parece. Un hombre que perdió el rumbo y que tiene un don bastante particular que lo atormenta desde su niñez, la cual por muchas razones prefiere dejar en el olvido. Sólo recuerden que donde hay ángeles usualmente hay demonios... asi que ya se imaginaran por donde va la cosa.


Una vez más estamos en Caldwell (la misma ciudad base de la hermandad) asi que muchos de los escenarios y ciertos personajes ya los conociamos, esta una historia que se me hizo bastante familiar pero al mismo tiempo totalmente diferente, pero lo importante es que tiene todos los elementos que hacen de JR Ward una de mis autoras favoritas: Acción, humor, romance, sexo, y toda una montaña rusa de emociones que te deja siempre esperando más.

Esperando no haber hablado de más para no dañarles las sorpresas (y creánme, son muchas) les dejo este libro como regalo adelantado de navidad, con un GRACIAS gigante a las traductoras por su increible trabajo.
Abracitos!



COVET


Redención no es una palabra que Jim Heron conozca muy bien. Más bien su especialidad es la venganza y el pecado su amigo más cercano. Pero todo cambia cuando se convierte en un Ángel Caído y se le encomienda la tarea de salvar a siete personas de los siete pecados capitales... y el fracaso no está permitido. Vin diPietro hace mucho tiempo que vendió su alma por sus negocios, y es el mejor en su profesión... hasta que el destino se interpone en la forma de un rudo motero que se ha autoproclamado su salvador. Y entonces conoce a una mujer que le hará cuestionarse su destino, su cordura y su corazón... y tendrá que unir fuerzas con un ángel caído para ganársela y redimir su alma.

jueves, 17 de diciembre de 2009

CATCHING FIRE

**Esta reseña contiene spoilers de LOS JUEGOS DEL HAMBRE**

Lleva ya varios días en mi gadget de lo que estoy leyendo, muchas lo han comentado, algunas curiosas y otras ya enamoradas... tuve la fortuna de continuar inmediatamente con la segunda parte de LOS JUEGOS DEL HAMBRE y asi me torne repetitiva sólo puedo decir que este libro me traumatizó.

CATCHING FIRE retoma la historia donde nos dejó el libro anterior.
Katniss es la ganadora de la horrible competencia a la que se vió obligada a participar para salvar la vida de su hermanita, lo cual está bastante bien porque le garantiza una vida mucho más cómoda y fácil, el problema es que aunque va en contra de todas las reglas, esta edición de los Juegos, tuvo 2 ganadores. El distrito 12 tiene 2 campeones, el Capitolio tiene una nueva pareja dorada, y Kat, sin quererlo se convirtió en la cara de una revolución que le puede costar la vida a todas las personas que ama.

Kat, además de todos los problemas que obtuvo al ganar los juegos, tiene que volver a casa a enfrentarse a una vida que aunque mejor, termina siendo más complicada: debe recuperar su relación con su madre, no sabe hasta que punto es real su romance con Peeta, y está el pequeño detalle de Gale (a quien espero que nos dejen conocer un poco más en el tercer libro), su mejor amigo/algo más, y si con Peeta está indecisa con Gale está absolutamente perdida.

Una vez más mi personaje favorito es Peeta, de verdad creo que he regresado a los chicos buenos. Y es que quien no cae enamorado con el chico tierno y sincero que está dispuesto a TODO, literalmente TODO, por mantenerte con vida y hacerte sonreir?
Insisto en que Kat es un segundo lugar muy cercano, una de mis protagonistas favoritas, otra chica de acción (como Rose en VA) que definitivamente no anda en busca de nadie que la salve, pero que definitivamente necesita un poquito de ayuda para expresar (y entender) sus sentimientos.

Muchas veces, los libros de transición (ese libro del medio en las sagas, en el que generalmente lo explican todo pero no pasa nada emocionante) nos dejan cortos en contenido e historia. Afortunadamente, este no es el caso. CATCHING FIRE, es un libro absolutamente desgarrador, de nuevo me sentí cuestionada, atacada y durante todo el camino emocionada. Esta es una de esas historias que no se leen, sino que se viven con el personaje y creanme chic@s, es un viaje que vale la pena hacer.

Muchas gracias a Libro Joven por la traducción, y como siempre, les dejo la sinopsis y el link de descarga.




CATCHING FIRE
Libro 2 Los Juegos del Hambre

Contra todo pronóstico, Katniss Everdeen ha ganado los Juegos del Hambre anuales junto con el otro tributo de su distrito, Peeta Mellark. Pero fue una victoria conseguida mediante el desafío al Capitolio y a sus crueles reglas. Katniss y Peeta deberían estar contentos. Después de todo, acaban de conseguir para ellos y sus familias una vida de seguridad y abundancia. Pero hay rumores de rebelión, y Katniss y Peeta, para su horror, son la cara de esa rebelión. El Capitolio está furioso. El Capitolio quiere venganza.

domingo, 13 de diciembre de 2009

LOS JUEGOS DEL HAMBRE, Suzanne Collins

Ok, si vieron mi gadget de "que estoy leyendo" sabrán a que me refiero cuando digo que estoy traumatizada: literalmente.
Me gusta mucho leer, de hecho, leo demasiado y aunque me encanta, pocos libros llegan a afectarme tanto como Los Juegos del Hambre.

Empecemos por decir que la historia tiene lugar en un futuro, que es realmente posible y si me preguntan a mi, el más probable: La contaminación y los fenómenos climáticos dejaron muy pocos lugares viables para que las personas sobrevivieran y como era de esperarse todo degeneró en una guerra. En honor a la historia de la humanidad, se creó un gobierno que controla (y acapara) los bienes de las personas, obligando a los ciudadanos a trabajar por su sustento (apenas) y a vivir bajo leyes cuya desobediencia se castiga con la muerte.

Después de una rebelión fallida y para recordarle al pueblo las razones por las cuales no deben retar a su gobierno, se crean los Juegos del Hambre. Un evento deportivo/reality en el que se escogen dos representantes de cada uno de los doce distritos, chicos entre doce y dieciocho años que son encerrados en un campo lleno de trampas en el que la única meta es sobrevivir, y matar a los 23 participantes restantes. Todo transmitido en directo.

Katniss, una chica que se ve obligada a cazar para llevar el sustento a su familia, termina ofreciendose para participar como tributo en los Juegos del Hambre, es la protagonista del libro. Valiente, decidida e inteligente, es una verdadera luchadora, aunque la mayor parte del tiempo no sabe muy bien como hacerle frente a sus sentimientos. Definitivamente es más una chica de acción que de palabras.
Y entonces está Peeta, el otro tributo del distrito 12. Compañero de escuela de Kat, y aunque comparten una pequeño momento en su niñez, realmente nunca han hablado.
Valiente, generoso, humilde, en una palabra: encantador y definitivamente mi personaje favorito del libro (aunque kat esta en un muy muy cercano segundo lugar).
Una historia que te rompe el corazón y te cuestiona de principio a fin, que refleja un futuro que no está muy lejos del presente que vivimos y que tiene un ritmo absolutamente envolvente y apasionado.
Debo admitir que este libro me sorprendió, no solo porque me encantó, sino porque de verdad antes no me habia llamado mucho la atención, y sin embargo uno de los mejores que he leido este año.
Hoy las dejo no con una recomendación, sino con una petición: LEAN ESTE LIBRO, creanme, no se van a arrepentir.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Es la hora. Ya no hay vuelta atrás. Los juegos van a comenzar. Los tributos deben salir a la Arena y luchar por sobrevivir. Ganar significa Fama y riqueza, perder significa la muerte segura... ¡Que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!Un pasado de guerras ha dejado los 12 distritos que dividen Panem bajo el poder tiránico del “Capitolio”. Sin libertad y en la pobreza, nadie puede salir de los límites de su distrito. Sólo una chica de 16 años, Katniss Everdeen, osa desafiar las normas para conseguir comida. Sus prinicipios se pondrán a prueba con “Los juegos del hambre”, espectáculo televisado que el Capitolio organiza para humillar a la población. Cada año, 2 representantes de cada distrito serán obligados a subsistir en un medio hostil y luchar a muerte entre ellos hasta que quede un solo superviviente. Cuando su hermana pequeña es elegida para participar, Katniss no duda en ocupar su lugar, decidida a demostrar con su actitud firme y decidida, que aún en las situaciones más desesperadas hay lugar para el amor y el respeto.

sábado, 12 de diciembre de 2009

BEAUTIFUL CREATURES, Capitulo 8

CAPITULO 8
Traducido por Caty

9.12
Las Hermanas

La mesa de la cocina estaba aún puesta cuando regresé a casa. Afortunadamente para mí, porque Amma me hubiera matado si me perdía la cena.

Lo que no había considerado era la cadena telefónica que debía haberse activado en el momento justo en que dejé la clase de inglés. No menos de medio pueblo debe haber llamado a Amma, para la hora en que llegue a casa.

“¿Ethan Wate? ¿Eres tú?” Porque si lo eres estás en graves problemas.”

Escuche un sonido de golpeteo familiar. Esto era peor de lo que había pensado. Pasé por la puerta hacia la cocina. Amma estaba aún esperando en el mesón con su delantal industrial de jean, el cual tenía catorce bolsillos para utensilios y podía sostener hasta cuatro taladros.

Ella estaba sosteniendo su cuchillo chino, el mesón estaba lleno de pilas de zanahorias, repollo y otros vegetales que no pude identificar.

Los rollitos primavera* requerían picar más que cualquier otra receta del libro de Amma. Si ella estaba preparando rollitos primavera, sólo tenía un significado, y no era precisamente que le gustara mucho la comida china.

El entrenador llamo esta tarde, y el Sr. Inglés y el Director Harper, y la mamá de Link y la mitad de las señoras de la HRA. Y tú sabes cuánto odio hablar con esas mujeres. Malvadas como el pecado, cada una de ellas”

Gaitlin estaba lleno de damas dispuestas a ayudar, pero la HRA era la madre de todas ellas.

Fieles a su nombre, para ingresar a las Hijas de la Revolución Americana, tenías que demostrar que estabas emparentado con un verdadero patriota de la revolución americana para ser considerado como miembro.

Ser miembro, aparentemente te daba derecho a decirle a todos tus vecinos de la calle River de qué color pintar sus casas, además de ser mandón en general, esparcir chismes y juzgar a todos los habitantes del pueblo.

A todos menos a Amma. Eso me gustaría verlo.

“Todos ellos dicen lo mismo. Que huiste de la escuela, en medio de una clase, persiguiendo a esa chica Duchannes”

Otra zanahoria rodó atravesando la tabla de cortar.

“Lo sé, Amma, pero-”

La zanahoria se partió a la mitad.

“Así que yo dije,”No, mi chico no se iría de la escuela sin permiso ni faltaría a la práctica. Debe tratarse de un error. Debe ser algún otro chico faltándole al respeto a sus profesores y manchando el nombre de su familia. No puede tratarse de un chico al que yo crié, uno que vive en esta casa”

Cebollas verdes volaron a través del mesón.

Había cometido el peor de los crímenes, avergonzarla. Lo peor de todo, ante los ojos de la Sra. Lincoln y las mujeres de la HRA, sus enemigas juradas.

“¿Qué puedes decir para defenderte? ¿Qué podría justificar que escaparas de la escuela como si estuviera en fuego? Y no quiero escuchar que lo hiciste por alguna chica.”

Respiré profundamente. ¿Qué podía decir? ¿Qué he estado soñando con una chica misteriosa durante meses y que esa chica resultó ser la sobrina de Macon Ravenwood?

Entonces, en adición a los sueños terroríficos sobre esta chica, tuve una visión de alguna otra mujer, una que definitivamente no conozco, que vivió durante la guerra civil.

Sí, eso me sacaría de este problema, al mismo tiempo que el sistema solar estallara y el sistema solar muriera.

“No es lo que piensas, Los chicos en nuestra clase estaban haciendo sentir mal a Lenna, molestándola con su tío, diciendo que ella transporta cadáveres en su coche fúnebre, y ella se enojó mucho y salió corriendo de clase”

“Estoy esperando que llegues a la parte que explica que tiene que ver todo eso contigo”

“¿No eres tú la que siempre ha dicho que debo seguir el ejemplo de nuestro Señor? ¿No crees que él hubiera querido que defendiera a alguien que estaba siendo maltratado?”

Ahora lo había hecho.

Podía verlo en sus ojos.

“No te atrevas a usar la palabra del Señor para justificar el rompimiento de las reglas de la escuela, o te juro que voy afuera a buscar una vara y a marcar algo de buen sentido en tu espalda. No me importa cuantos años tengas. ¿Me escuchaste?”

Amma nunca me había golpeado con nada en toda mi vida, a pesar de haberme perseguido con una vara unas cuantas veces para aclarar un punto. Pero este no era el momento para recordarle eso.

La situación estaba yendo rápidamente de mal a peor; necesitaba una distracción.

El camafeo aún se sentía pesado en mi bolsillo trasero. Amma amaba un buen misterio. Ella me había enseñado a leer cuando tenia cuatro años usando novelas policiacas y crucigramas justo sobre su hombro.

Yo era el único niño del jardín infantil que podía leer la palabra examinación en el tablero, porque se parecía mucho a examen médico. Y en cuanto a misterios, el camafeo era uno bueno. Simplemente iba a saltarme la parte de tocarlo y tener una visión de la Guerra civil.

“Tienes razón Amma. Lo siento. No debería haber dejado la escuela. Sólo estaba intentando asegurarme de que Lena estaba bien. Una ventana se rompió en el salón justo tras de ella, y ella estaba sangrando. Sólo fui a su casa para ver si se sentía bien”

“¿Estuviste en esa casa?”

“Si, pero ella estaba afuera. Su tío es realmente tímido, me imagino”

“No necesitas decirme nada sobre Macon Ravenwood, como si supieras algo que yo no sé”

La Mirada.

“L.E.T.A.R.G.I.C.O.”

“¿Qué?”

“Como en, no tienes ni una pizca de sentido común, Ethan Wate”

Saqué el camafeo de mi bolsillo trasero y caminé hacia donde ella estaba aún parada al lado del fogón.

“Estábamos en el jardín, atrás de la casa, y encontramos algo” dije, abriendo mi mano para que ella pudiera verlo. “Tiene una inscripción adentro”.

La expresión en la cara de Amma me detuvo. Ella se veía como si algo le hubiera sacado el aire de los pulmones.

“Amma, ¿Te sientes bien?” La tome por el codo, para estabilizarla en caso de que estuviera a punto de desmayarse. Pero ella alejó su brazo antes de que pudiera tocarla, como si se hubiera quemado la mano con la manija de un recipiente.

“¿De dónde sacaste eso?” Su voz era un susurro.

“Lo encontramos en la tierra, en Ravenwood”.

“Eso no lo encontraste en la plantación Ravenwood”

“¿De qué estás hablando? ¿Cómo sabes de donde salió esto?”

“Quédate justo ahí, No te muevas.” Dijo ella, apresurándose hacia la cocina.

Pero la ignoré, siguiéndola hacia su cuarto. Este siempre había parecido más una botica que una habitación, con una cama sencilla bajita en medio de filas de armarios.

En los armarios habían periódicos impecablemente ordenados-Amma nunca tiraba a la basura un crucigrama resuelto- y jarras llenas de sus ingredientes para hacer hechizos. Algunos eran bastante estándar: Sal, huesos de colores, hierbas. Entonces estaban las colecciones más inusuales, como una jarra con raíces y otra con nidos de pájaros abandonados. El estante superior eran simplemente botellas con tierra.

Ella estaba actuando extraño, incluso para Amma. Yo iba tan sólo un par de pasos tras ella, pero cuando entré, ya estaba buscando en los cajones.

“Amma, que estás-”

“¿No te dije que te quedaras en la cocina? ¡No traigas esa cosa aquí!” Ella se alejó, cuando yo di un paso hacia ella.

“¿Por qué estás tan molesta?”

Ella metió varias cosas que no pude ver muy bien en su delantal de herramientas, y se apresuró a salir del cuarto. La alcancé de nuevo en la cocina.

“Amma, ¿Cual es el problema?”

“Toma esto” Ella me entregó un pañuelo tejido, cuidándose de no tocar mi mano con la suya. “Ahora envuelve esa cosa en esto. Justo aquí, justo ahora.”

Esto iba más allá de su lado oscuro, iba directo a la locura.

“Amma-“

“Haz lo que te digo, Ethan” Ella nunca decía mi nombre sin decir también mi apellido.

Una vez que el camafeo estuvo totalmente envuelto en el pañuelo, ella se calmó un poco.

Ella buscó en los bolsillos de debajo de su delantal, removiendo una pequeña bolsa de cuero y un vial con polvo. Yo sabía lo suficiente para reconocer uno de sus hechizos cuando lo veía. Su mano tembló ligeramente mientras ponía un poco del polvo oscuro dentro de la bolsita de cuero.

“¿Lo envolviste bien?”

“Si” dije, esperando que ella me corrigiera por responderle tan informalmente.

“¿Seguro?”

“Si”

“Ahora ponlo aquí”

La bolsita de cuero se sentía cálida y suave en mi mano.

“Hazlo. Ahora”

Yo metí el ofensivo camafeo en la bolsa.

“Ata esto alrededor” Instruyó ella, entregándome una pieza de lo que parecía hilo normal, aunque yo sabía que nada de lo que Amma usaba para sus hechizos era normal, o lo que parecía.

“Ahora llévatelo de aquí, al lugar donde lo encontraste y entiérralo. Llévalo directamente allá”

“Amma, ¿Qué está pasando?”

Ella avanzó unos cuantos pasos y me tomo de la barbilla, quitando el cabello de mis ojos. Por primera vez desde que saqué el camafeo de mi bolsillo, ella me miró a los ojos. Nos quedamos así por lo que pareció el minuto más largo de mi vida. Su expresión era extraña, incierta.

“Aún no estás listo” ella susurró, dejándome ir.

“¿No estoy listo para qué?”

“Haz lo que te digo. Lleva esa bolsa de regreso a donde lo encontraste y entiérralo. Entonces regresa a casa. No te quiero ver alrededor de esa chica nunca más, ¿Entiendes?”

Ella había dicho todo lo que tenía que decir, incluso más. Pero yo nunca lo sabría porque si hay una cosa en la que Amma era mejor que en leer cartas o resolver un crucigrama, era en guardar secretos.

“Ethan Wate ¿estás despierto?”

¿Qué hora era? Nueve y media. Sábado. Ya debería estar despierto, pero estaba exhausto. Anoche había pasado dos horas caminando por ahí, para que Amma creyera que había regresado a Greenbrier a enterrar el camafeo.

Me bajé de mi cama y caminé por el cuarto, tropezando con una caja de Oreos rancias.

Mi habitación era siempre un desastre, amontonada con tantas cosas que mi padre decía que causaba riesgo de incendio y que algún día iba a quemar toda la casa, aunque él no había estado aquí en mucho tiempo.

Además de mi mapa, las paredes y el techo estaban empapeladas con posters de lugares que esperaba conocer algún día- Atenas, Barcelona, Moscú, incluso Alaska.

La habitación estaba delineada por filas de cajas de zapatos, algunas llegaban al metro de alto.

A pesar de que estaban puestas al azar, yo podría decirte la ubicación de cada caja- desde la blanca de Adidas con mi colección de encendedores de mi fase pirotécnica durante el octavo grado, hasta la caja verde de New Balance con las conchas marinas y un desgastado pedazo de bandera que encontré en el Fuerte Sumter con mi mamá.

Y la que estaba buscando, la caja amarilla de Nike, con el camafeo que había hecho que Amma enloqueciera.

Abrí la caja y saqué la suave bolsa de cuero.

Esconderlo había parecido una buena idea anoche, pero lo guardé de nuevo en mi bolsillo, por lo que ocurriera.

Amma gritó desde la escalera de nuevo. “Baja aquí ya mismo o vas a llegar tarde”

“Bajo en un minuto”

Cada sábado, pasaba la mitad del día con las tres mujeres más ancianas de Gaitlin, mis tías abuelas Mercy, Prudence y Grace. Todos en el pueblo las llamaban Las Hermanas, como si fueran una sola entidad, lo que de cierto modo era verdad. Todas ellas estaban cerca de cumplir cien años, y ni siquiera ellas podían recordar quién era la mayor.

Las tres habían estado casadas múltiples veces, pero habían vivido más que todos sus esposos y se habían mudado a la casa de tía Grace. Y ellas eran incluso más locas que viejas.

Cuando tenía doce, mi mamá comenzó a llevarme los sábados para ayudarles, y yo continué haciéndolo desde entonces. La peor parte era tener que llevarlas a la iglesia los sábados. Las hermanas eran bautistas del sur, y ellas iban a la iglesia los sábados y los domingos, y la mayoría de los otros días, también.

Pero hoy era diferente. Yo estaba fuera de mi cama y en la ducha, antes de que Amma pudiera llamarme la tercera vez. No podía esperar para llegar allí.

Las hermanas conocían prácticamente a todos los que vivían en Gaitlin; ellas debían, dado que entre las tres, habían estado relacionadas con la mitad del pueblo por matrimonio, en un momento u otro.

Después de la visión era obvio que la G en GKD era por Genevie. Pero si había alguien que pudiera saber a que correspondían el resto de las iníciales, esas eran las tres mujeres más viejas del pueblo.

Cuando abrí el primer cajón de mi armario para sacar medias, noté una pequeña muñeca que parecía un muñeco de trapo, sosteniendo una pequeña bolsa de sal y una piedra azul, uno de los hechizos de Amma.

Ella los hacía para alejar los malos espíritus o la mala suerte, incluso un resfriado. Ella puso uno en la puerta del estudio de mi padre cuando comenzó a trabajar los domingos en lugar de ir a la iglesia. Incluso a pesar de que mi papá no le prestaba mucha atención cuando asistía, Amma decía que el Buen Señor le daba crédito por estar allí.

Un par de meses después mi papá le compró por internet una bruja de cocina y la colgó sobre la estufa. Amma estaba tan molesta que le sirvió sémola fría y café quemado durante una semana.

Usualmente, yo no le ponía mucha atención a los pequeños regalos de Amma cuando encontraba uno.

Pero había algo a cerca del camafeo. Algo de lo que ella no quería que me enterara.

Había una sola palabra para describir la escena que encontré cuando llegué a la casa de Las Hermanas.

Caos.

Tía Mercy abrió la puerta, aún tenía sus rulos.

“Gracias a Dios que llegaste Ethan. Tenemos una E-mergencia en nuestras manos” dijo ella, pronunciando la “E” como si se tratara de otra palabra por sí sola.

La mitad del tiempo no podía entender nada de lo que decían, sus acentos eran tan densos y su gramática peor. Pero así era en Gaitlin; tú podías adivinar la edad de alguien por la forma en la que hablaban.

“¿Ma’dam?”

“Harlom James ha sido herido, y no estoy segura de que no se encuentre a punto de morir” Ella susurró las últimas tres palabras como si el mismísimo Dios pudiera estar escuchando, y ella estuviera asustada de darle ideas. Harlom James era el Yorkshire terrier de tía Prudence, nombrado en honor a su último esposo fallecido.

“¿Qué paso?”

“Te diré lo que pasó” dijo tía Prudence, apareciendo de la nada con un kit de primeros auxilios en su mano. “Grace trató de matar al pobre Harlom James, y el está apenas resistiendo”

“No traté de matarlo” respondió tía Grace desde la cocina, “No cuentes historias Prudence Jane. ¡Fue un accidente!”

“Ethan, tu ve a llamar a Dean Wilks, y dile que tenemos una E-mergencia” tía Prudence instruyó, sacando una píldora de sales olorosas y dos curitas extra largas del kit de primeros auxilios.

“¡Estamos perdiéndolo!”

Harlom James estaba tirado en el suelo de la cocina, viéndose traumatizado, pero para nada cerca a la muerte. Su pierna trasera estaba doblada debajo de él, y lo tiraba hacia atrás cuando trataba de pararse.

“Grace, con el Señor como testigo, si Harlom James muere...”

“El no va a morir, tía Prue. Creo que su pierna está rota. ¿Qué paso?”

“Grace lo golpeo de muerte con una escoba”

“Eso no es verdad. Te lo dije, no estaba usando mis espectáculos y él se veía justo como una de esas ratas gigantes corriendo por la cocina.”

“¿Como podías saber a qué se parece una rata gigante? Nunca has visto una en toda tu vida”

Así que llevé a Las Hermanas, quienes estaban completamente histéricas, y a Harlom James, que a estas alturas probablemente deseaba estar muerto, a la casa de Dean Wilkes en su Cadillac de 1964. Dean Wilks dirigía la tienda de alimentos, pero era lo más cercano que teníamos a un veterinario en el pueblo. Afortunadamente, Harlom James sólo se había fracturado una pierna, así que Dean Wilkes estaba a la altura de la tarea.

Para cuando regresamos a la casa, me estaba preguntando si el loco era yo por pensar en conseguir algún tipo de información de parte de Las Hermanas.

El auto de Thelma estaba en la calle. Mi papá había contratado a Thelma para cuidar a las Hermanas después de que tía Grace casi quema su casa hace diez años, cuando puso un pie de merengue de limón en el horno y lo dejo allí toda la tarde mientras ellas iban a la iglesia.

“¿Donde estaban, chicas?” preguntó Thelma desde la cocina.

Ellas tropezaron mientras intentaban sobrepasarse mutuamente camino a la cocina para contarle a Thelma su desgracia.

Yo me dejé caer en una de las poco combinadas sillas de la cocina cerca a tía Grace, quien parecía deprimida por ser de nuevo la villana de la historia.

Saqué el camafeo de mi bolsillo, sosteniendo la cadena con el pañuelo, y lo dejé rodar unas cuantas veces.

“¿Qué tienes ahí, buenmozo? preguntó Thelma, escupiendo tabaco hacia el bote de la ventana y acumulándolo en su labio inferior, lo que se veía aún más extraño de lo que suena, dado que Thelma era bastante delicada y se parecía a Dolly Parton.

”Es tan solo un camafeo que encontré en la Plantación Ravenwood.”

“¿Ravenwood? ¿Qué diablos estabas haciendo allá?

”Mi amiga se está quedando allá”

“¿Te refieres a Lenna Duchannes?” preguntó tía Mercy. Por supuesto que ella sabía, todo el pueblo lo sabía. Esto se trataba de Gaitlin.

“Si, ma’dam. Estamos en la misma clase en la escuela.” Ahora tenía su atención. “Encontramos este camafeo en el jardín que está atrás de la gran casa. No sabemos a quién le perteneció, pero parece que es realmente antiguo.”

“Eso no hace parte de la propiedad de Macon Ravenwood. Eso hace parte de Greenbrier.” dijo tía Prue, escuchándose bastante segura de sí misma.

“Déjame echarle un vistazo a eso” dijo tía Mercy, tomando sus anteojos del bolsillo de su abrigo.

Le entregué el camafeo, aún envuelto en el pañuelo. “Tiene una inscripción”

“No puedo leer eso. Grace, ¿puedes verlo?” Preguntó ella, entregándole el camafeo a tía Grace.

“Yo tampoco veo nada” dijo tía Grace esforzándose bastante.

“Hay dos iníciales, justo allí” dije yo, señalando las marcas en el metal, “ECW y GKD. Y si giras ese disco hacia afuera, hay una fecha, Febrero 11 de 1865.”

“Esa fecha se escucha familiar” dijo tía Prudence. “Mercy, ¿qué paso en esa fecha?”

“¿No te casaste ese día, Grace?”

“1865, no 1965.” Corrigió tía Grace. Su audición no estaba mucho mejor que su vista.

“Febrero 11 de 1865...”

“Ese fue el año en que los Federales casi queman totalmente Gaitlin.” Dijo tía Grace.

“Nuestro bisabuelo lo perdió todo en ese incendio. ¿No recuerdan esa historia, chicas? El General Sherman y el Ejercito de la Unión recorrieron el sur, quemándolo todo en su camino, incluyendo Gaitlin. Ellos lo llamaron El Gran Incendio. Por lo menos una parte de cada plantación en Gaitlin fue destruida, excepto Ravenwood. Mi abuelito solía decir que Abraham Ravenwood debió haber hecho un trato con el Diablo esa noche.”

“¿Qué quieres decir?”

“Es la única forma en la que ese lugar pudo haberse salvado. Los Federales quemaron cada plantación de la rivera del río, una al tiempo, hasta que llegaron a Ravenwood. Ellos simplemente la pasaron por alto, como si no estuviera allí.”

“Como contaba el abuelito, esa no fue la única cosa extraña a cerca de esa noche.” Dijo tía Prue, mientras le daba a Harlom James un trozo de tocino. “Abraham tenía un hermano, vivía allí con él. Y el simplemente desapareció esa noche. Nadie lo volvió a ver nunca.”

“Eso no parece extraño. Tal vez fue asesinado por los soldados de la Unión, o quedó atrapado en una de esas casas incendiadas.” Dije yo.

“O tal vez fue algo más. Ellos nunca encontraron su cadáver.”

Me di cuenta que la gente venía hablando de los Ravenwood por generaciones; no había comenzado con Macon Ravenwood. Me preguntaba que más sabrían las Hermanas.

“¿Qué hay a cerca de Macon Ravenwood? ¿Qué saben sobre él?”

“Ese chico nunca tuvo una oportunidad por ser un hijo ilegitimo”

En Gaitlin, ser ilegitimo era el equivalente a ser comunista o ateo.

“Su papi, Silas, conoció a la madre de Macon después de que su primera esposa lo dejo. Ella era una chica linda de New Orleans, creo. De cualquier forma, no mucho después Macon y su hermano nacieron. Pero Silas nunca se casó con ella, y entonces ella lo dejó también.”

Tía Prue la interrumpió, “Grace Ann, tú no sabes contar una historia. Silas Ravenwood era un E-xcentrico, y malvado como el día es largo. Y en esa casa pasaban cosas muy extrañas. Las luces permanecían encendidas toda la noche, y de vez en cuando un hombre con un sobrero alto y negro era visto vagando alrededor de la casa.”

“Y el lobo. Cuéntale sobre el lobo.”

No necesitaba que me contaran sobre ese lobo, lo que sea que fuera. Yo lo había visto por mí mismo. Pero no podía tratarse del mismo animal. Los perros, incluso los lobos, no vivían tanto tiempo.

“Había un lobo en la casa. ¡Silas lo trataba como si fuera una mascota!” Tía Mercy sacudió la cabeza.

“Pero esos chicos, ellos se mudaban una y otra vez de la casa de Silas a la de su madre, y cuando estaban con él, Silas los trataba horriblemente. Los golpeaba todo el tiempo y apenas los dejaba estar fuera de su vista. Ni siquiera los dejaba asistir a la escuela.”

“Tal vez sea por eso que Macon Ravenwood nunca deja su casa” Dije yo.

Tía Mercy sacudió su mano en el aire, como si esa fuera la cosa más tonta que hubiera escuchado en su vida.

“El sale de su casa. Yo lo he visto muchas veces en el edificio de la HRA, justo después de la hora de la cena.” Seguro que sí.

Ese era el problema de Las Hermanas; la mitad del tiempo ellas tenían un firme contacto con la realidad, pero eso era sólo la mitad del tiempo.

Nunca había escuchado de alguien que hubiera visto a Macon Ravenwood, así que dudaba que él estuviera paseándose por la HRA observando viejas pinturas y charlando con la Sra. Lincoln.

Tía Grace observó el camafeo detenidamente, sosteniéndolo sobre la luz. “Puedo decirte algo. Este pañuelo de aquí, le perteneció a Sulla Treadeau, era conocida como Sulla la profetiza, por la cantidad de personas que aseguraban que ella podía ver el futuro en sus cartas”

“¿Cartas de tarot?” Pregunté.

“¿Qué otro tipo de cartas hay?”

“Bien, hay cartas de juego, y cartas de felicitación, y cartas de acomodación para las fiestas...” Balbuceó tía Mercy.

“¿Cómo sabes que el pañuelo era suyo?”

“Sus iníciales están bordadas justo ahí en el borde, ¿Y ves eso que está ahí?”

Preguntó ella señalando una pequeña ave bordada debajo de las iníciales. “Eso de ahí era su marca”

“¿Su marca?”

“La mayoría de los adivinos tenían una marca en ese entonces. Ellos marcaban sus cartas para asegurarse de que nadie se las cambiara. Un adivino es tan bueno como sus cartas. Eso es todo lo que se.” Dijo Thelma, escupiendo dentro de una pequeña urna en la esquina de la habitación con la precisión de un tirador.

Treadeau. Ese es el apellido de Amma.

“¿Era familiar de Amma?”

“Claro que lo era. Era la tátara-tátara-abuela.”

“¿Y qué hay de las iníciales del pañuelo? ¿ECW y GKD? ¿Saben algo de esas?”

Era poco probable. No recordaba la última vez que las Hermanas habían tenido un momento de lucidez que durara tanto como este.

“¿Estás burlándote de una anciana, Ethan Wate?”

“No ma’dam”

“ECW. Ethan Carter Wate. El era tu tatara-tatara-tatara-tío. ¿O era tu tatara-tatara-tatara-tátara-tío?”

“Tú nunca has sido buena con la aritmética” Interrumpió tía Prudence.

“De cualquier modo, el era el hermano de tu tatara-tatara-tatara-tátara-abuelito Elli.”

“El hermano de Eli Wate se llamaba Lawson, no Ethan. De él obtuve mi segundo nombre.”

“Ellis Wate tuvo dos hermanos, Ethan y Lawson, tú fuiste nombrado en honor a los dos. Ethan Lawson Wate.”

Traté de recordar mi árbol familiar. Lo había visto las veces suficientes. Y si hay algo que un Sureño conoce, es su árbol familiar. No había ningún Ethan Carter Wate en la copia enmarcada que colgaba en nuestro comedor. Obviamente había sobreestimado la lucidez de la tía Grace.

Debo haberme visto poco convencido, porque un segundo después, tía Prue estaba parándose de su silla.

“Yo tengo el árbol de la familia Wate en mi libro de genealogía. Le sigo el rastro al linaje completo para las Hermanas de la Confederación.”

Las Hermanas de la Confederación, el primo menor de la HRA, pero igualmente horrorífico, era algún tipo de club de costura que se remontaba a la Guerra. Hoy en día, los miembros pasaban la mayor parte de su tiempo buscando sus raíces de la Guerra Civil para documentales y miniseries de televisión.

“Aquí está” Tía Prue salió de la cocina cargando un enorme álbum de cuero, con pedazos amarillentos de papel y viejas fotografías saliéndose de los bordes. Ella busco entre las páginas, dejando caer pedazos de papel y viejos recortes de periódico por todo el piso.

“Mira eso... Burton Free, mi tercer esposo. ¿No fue él el más apuesto de todos mis esposos?” Preguntó ella, sosteniendo en alto la vieja fotografía para que todos la viéramos.

“Prudence Jane, sigue buscando. Este chico está poniendo a prueba nuestra memoria.” Tía Grace estaba notablemente agitada.

“Está justo aquí, después del árbol de los Statham.”

Me quedé mirando los nombres que conocía perfectamente del árbol familiar que estaba en el comedor de mi casa.

Allí estaba el nombre, el que faltaba en el árbol familiar en la Plantación Wate- Ethan Carter Wate.

¿Por qué tendrían las Hermanas una versión diferente de mi árbol familiar? Era obvio cual era el verdadero. Estaba sosteniendo la prueba en mis manos, envuelto en el pañuelo de una profeta de ciento cincuenta años.

“¿Por qué no está en mi árbol familiar?”

“La mayoría de las familias en el Sur están llenas de mentiras, pero estaría sorprendida si el apareciera en cualquiera de las copias del árbol de los Wate.” Dijo tía Grace, cerrando el libro y dejando libre una nube de polvo que invadió el aire.

“Es sólo debido a mi excelente labor de archivo que él aparece en este” tía Prue sonrió, mostrando toda su dentadura.

Tenía que volverlas a enfocar. “¿Por qué no aparece en mi árbol familiar, tía Prue?

”Porque fue un desertor”

No entendía. “¿Qué quieres decir con desertor?”

“Señor, ¿Qué es lo que les enseñan en la escuela hoy en día?”

Tía Grace estaba ocupada sacando todos los pretzels del paquete de frituras mixtas.

“Desertores. Los Confederados que se escaparon del General Lee durante la Guerra.”

Yo debí haber parecido confuso porque tía Prue sintió la necesidad de explicarse.

“Había dos tipos de soldados Confederados durante la Guerra. Aquellos que apoyaban la causa de la Confederación y aquellos a los que sus familias los obligaban a enlistarse.” Tía Prue se levantó y caminó hacia el mesón, caminando de un lado a otro como un profesor de historia real dando una lección.

“Para 1865, el ejercito de Lee estaba vencido, pasando hambre y superado en número. Algunos dicen que los rebeldes estaban perdiendo la fe, así que se fueron. Desertaron de sus regimientos. Ethan Carter Wate fue uno de ellos. El fue un desertor.”

Las tres bajaron sus cabezas como si la vergüenza de esto fuera demasiado para ellas.

“¿Así que estas diciéndome que fue borrado del árbol familiar porque no quiso morir de hambre, luchando en una guerra para el bando equivocado?”

“Esa es una manera de verlo, supongo.”

“Eso es lo más estúpido que he escuchado en mi vida.”

Tía Grace saltó de su silla, tanto como una persona de noventa y algo puede saltar.

“No nos regañes, Ethan. Ese árbol fue cambiado mucho antes de que nosotras naciéramos.”

“Lo siento, ma’dam”

Ella arregló su falda y se sentó de nuevo.

“¿Por qué mis padres usaron el nombre de algún tatara-tatara-tatara-tío que avergonzó a la familia?”

“Bueno, tu mamá y tu papi tenían sus propias ideas al respecto, gracias a todos esos libros que leían sobre la Guerra. Tú sabes que ellos siempre han sido liberales. ¿Quién sabe que estaban pensando? Deberías preguntárselo a tu papi.”

Como si hubiera alguna posibilidad de que me lo dijera. Pero conociendo las sensibilidades de mis padres, mi mamá probablemente había estado orgullosa de Ethan Carter Wate. Yo estaba bastante orgulloso, también. Pasé mi mano sobre la descolorida página café del álbum de tía Prue.

“¿Y qué hay sobre las iníciales GKD? Creo que la G podría ser por Genevie” dije, sabiendo desde antes que así era.

“GKD. ¿No saliste una vez con un chico que tenía las iníciales GK, Mercy?”

“No puedo recordar. ¿Tu recuerdas un GK, Grace?”

“GK... ¿GK? No, ninguno que recuerde”

Las había perdido.

“Oh mi Dios, miren la hora, chicas. Es tiempo de ir a la iglesia,” Dijo tía Mercy.

Tía Grace se dirigió hacia la puerta del garaje.

“Ethan, sé un buen chico y saca el Cadillac. Nosotras aún tenemos que hacer algo con nuestras caras.”

Conduje las cuatro cuadras hasta la eucaristía, en la Iglesia Bautista Misionera Evangélica, y empuje la silla de ruedas de la tía Mercy por la calle de gravilla. Esto tomo más tiempo que conducir hasta la iglesia, porque cada dos metros la silla se atoraba en la gravilla y yo tenía que moverla de un lado a otro para liberarla, a punto de voltearla y tirar a mi tía abuela al suelo.

Para el momento en que el predicador tomo el tercer testimonio de una anciana que juraba que Jesús salvó sus rosales de los escarabajos japoneses o su mano de tejer de la artritis, yo estaba durmiéndome.

Yo tomé el camafeo entre mis dedos, dentro del bolsillo de mis jeans. ¿Por qué nos mostró esa visión? ¿Por qué dejo de funcionar de repente?

Ethan. Detente. No sabes lo que estás haciendo.

Lena estaba en mi cabeza de nuevo.

¡Guárdalo de nuevo!

La iglesia comenzó a desaparecer a mí alrededor y podía sentir los dedos de Lena agarrándose a los míos, como si estuviera justo a mi lado-

Nada pudo haber preparado a Genevie para la vista de Greenbrier quemándose. Las llamas cubrían la casa por ambos lados, tragándose el ático y el balcón. Los soldados cargaban antigüedades y pinturas fuera de la casa, corriendo como ladrones comunes. ¿Dónde estaban todos? ¿Estaban escondidos en el bosque como ella? Las hojas sonaron. Ella sintió a alguien tras ella, pero antes de que pudiera girarse una mano lodosa se cerró sobre su boca. Ella tomó la muñeca de la persona con ambas manos, tratando de romper su fuerza.

“Genevieve, soy yo.” La mano soltó su agarre.

“¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás bien?” Genevie pasó sus manos alrededor del soldado, vestido con lo que fue una vez un orgulloso uniforme gris de la Confederación.

“Estoy bien, querida.” dijo él, pero ella sabía que estaba mintiendo.

“Pensé que tu podías estar...” Genevieve sólo había sabido de Ethan a través de cartas durante los dos últimos años, desde que él se había enlistado, y no había vuelto a recibir una carta desde la batalla en Wilderness. Genevieve sabía que muchos de los hombres que habían seguido a Lee en esa batalla nunca habían salido de Virginia. Ella se había resignado a morir solterona. Ella estaba segura de que había perdido a Ethan. Era casi inimaginable que él estuviera vivo, parado allí, esta noche.

“¿Dónde está el resto de tu regimiento?”

“La última vez que los vi, estaban en las afueras de Summit”

“¿Qué quiere decir, la última vez que los viste? ¿Todos ellos murieron?”

“No lo sé. Cuando me fui estaban vivos”

“No comprendo” “Deserté Genevieve. No podía pelear más por algo en lo que no creía. No después de todo lo que he visto. La mayoría de los chicos que peleaban conmigo ni siquiera sabían de que se trata todo esto- que ellos simplemente estaban derramando su sangre por algodón”

Ethan tomó su fría mano entre la suya, áspera llena de cortes. “Comprendo si no quieres casarte conmigo ahora. No tengo dinero y ahora no tengo honor.”

“No me importa si no tienes dinero, Ethan Carter Wate. Tú eres el hombre más honorable que he conocido. Y no me importa si mi papi cree que nuestras diferencias son demasiado grandes para ignorarlas. El está equivocado. Tú estás ahora en casa y nosotros vamos a casarnos”

Genevieve lo abrazó fuertemente, asustada de que desapareciera en el aire si lo dejaba ir. El olor la trajo de nuevo al momento. El rancio olor de limones quemándose, de sus vidas quemándose.

“Tenemos que ir hacia el río. Hacia allí se hubiera dirigido mamá. Ella se fue hacia el sur a la casa de tía Marguerite.” Pero Ethan no tuvo tiempo para responder. Alguien estaba acercándose. Las ramas estaban sonando como si alguien estuviera pasando por los arbustos. “Quédate tras de mí” ordenó Ethan, empujando a Genevieve detrás de él con un brazo y agarrando su rifle con el otro. El arbusto se dividió y apareció Ivy, la cocinera de Greenbrier. Ella aún estaba en su ropa de dormir, negra por el humo. Ella gritó cuando vio el uniforme, demasiado asustada para notar que era gris, no azul. “Ivy, ¿estás bien?” Genevieve se apresuró a atrapar la anciana que estaba comenzando a caerse. “Señorita Genevieve ¿qué está haciendo aquí?” “Estaba tratando de llegar a Greenbrier. Para advertirles a todos”. “Es demasiado para eso, niña, y no haría ningún bien. Esos pájaros azules rompieron las puertas y entraron a la casa, como si fuera de ellos. Revisaron el lugar para ver que podían robar, y después comenzaron los fuegos.” Era casi imposible entender lo que decía. Estaba histérica y cada pocos segundos era interrumpida por un ataque de tos, ahogándose tanto con el humo como con sus lágrimas.

“En toda mi vida nunca había visto demonios como esos. Quemando una casa con mujeres adentro. Todos ellos tendrán que responderle a Dios todopoderoso en el más allá.” La voz de Ivy se quebró. Las palabras tardaron un momento en ser registradas.

“¿Qué quieres decir con que quemaron una casa con mujeres adentro?”

“Lo siento tanto, niña”

Genevieve sintió sus piernas fallar debajo de ella. Se arrodilló en el lodo, la lluvia corriendo por su cara, mezclándose con sus lágrimas. Su madre, su hermana, Greenbrier-todos habían desaparecido. Genevieve levantó su vista al cielo. “Dios es el único que tiene que responderme por esto.”

La visión nos sacó tan rápido como nos había llevado a ella. Estaba mirando al predicador de nuevo y Lenna se había ido.

¿Lena?

Ella no respondió. Me senté en la iglesia con un sudor frío, sentado en medio de tía Mercy y tía Grace, quienes estaban buscando en sus bolsos monedas para la colecta.

Quemar una casa con mujeres adentro, una casa con árboles de limón. Una casa donde apostaba que Genevieve había perdido su camafeo. Un camafeo grabado con el día en que Lena nació, pero cien años atrás.

Con razón Lena no quería ver esas visiones.

Yo estaba comenzando a darle la razón.

Las coincidencias no existen.


viernes, 11 de diciembre de 2009

BEAUTIFUL CREATURES, Capitulo 7

BEAUTIFUL CREATURES
Capitulo 7
Traducido por Sawi.

9.12
GREENBRIER.

No lo hagas.

Podía oír su voz en mi cabeza. Al menos pensaba que podia.

No vale la pena, Ethan.

Lo hacia.

Ahí fue cuando empuje mi silla hacia atras y corrí por el pasillo tras ella. Supe lo que había echo. Había escogido un lado. Estaba en una diferente clase de problema ahora, pero no me importaba.
No era solo Lena. Ella no era la primera. Los había visto hacerlo, toda mi vida. Se lo hicieron a Allison Birch cuando su eccema se puso tan mal que nadie se sentaba a su lado en la mesa del almuerzo, y al pobre Scotter Richman porque era el peor tocando trombón en toda la historia de la orquesta sinfónica de Jackson.

Aunque nunca había tomado un marcador y escrito PERDEDOR a través de un casillero por mi mismo, me había limitado a observar, un montón de veces. De cualquier manera, siempre me había molestado. Solo que nunca lo suficiente como para salir de la habitación.

Pero alguien tenía que hacer algo. Toda una escuela no podía solo acabar con una persona así. Todo un pueblo no podía solo acabar con una familia. Excepto, por supuesto, que ellos podían, porque lo habían estado haciendo siempre. Tal vez por eso Macon Ravenwood no había salido de su casa desde antes de que yo naciera.

Yo sabía lo que estaba haciendo.

No lo sabes. Crees que lo haces, pero no.

Ella estaba allí en mi cabeza de nuevo, como si siempre hubiera estado allí.

Sabia a lo que me iba a enfrentar el día siguiente, pero nada de eso importaba para mi. Lo único que me importaba era encontrarla. Y no podría decir si esto era por ella o por mí. De cualquier manera, no tenía opción.

Me detuve en el laboratorio de Biología, sin aliento. Link me miro y me lanzo sus llaves, sacudiendo su cabeza sin ni siquiera preguntar. Las atrape y continúe corriendo. Estaba bastante seguro de saber donde encontrarla. Si tenía razón, ella había ido a un lugar donde nadie iría. Al lugar donde yo hubiera ido.

Había ido a casa. Incluso si su casa era Ravenwood, se había ido a su casa en Gatlin.

La Ravenwood Manor apareció frente a mi. Se levantaba sobre la colina como un reto. No estoy diciendo que estaba asustado, porque esa no es exactamente la palabra para ello. Yo estaba asustado cuando la policía toco a la puerta la noche en que murió mi madre. Estaba asustado cuando mi papá desapareció en su estudio y me di cuenta que en realidad, nunca volvió a salir. Tenía miedo cuando era un niño y Amma se puso oscura, cuando descubrí que las pequeñas muñecas que hacia no eran juguetes.

No tenía miedo de Ravenwood, incluso si resultaba ser tan espeluznante como se veía. Lo inexplicable era una clase de presunción en el Sur; todo pueblo tiene una casa embrujada, y si le preguntabas a la mayoría de los habitantes, al menos un tercio de ellos han visto un fantasma o dos en su vida. Además, he vivido con Amma, cuyas creencias incluyen pintar nuestras cortinas de azul fantasma para dejar los espíritus fuera, y cuyos embrujos estan hechos de crin de caballo y tierra. Así que estaba acostumbrado a lo inusual. Pero el Viejo Ravenwood, eso era otra cosa.

Camine hacia la puerta y vacilante puse la mano en el hierro destrozado. La puerta se abrió. Y entonces, no paso nada. Ningún trueno, ninguna combustión, ninguna tormenta. No sabia lo que esperaba, pero si había aprendido algo de Lena hasta ahora, era esperar lo inesperado, y a proceder con cautela.

Si alguien me hubiera dicho hace un mes que caminaría atraves de estas puertas, subiria esa colina, y pondria un pie en la tierra de los Ravenwood, le hubiera dicho que estaba loco. En un pueblo como Gatlin, donde puedes ver todo lo que viene, no había visto esto. La última vez, solo había llegado hasta las puertas. Mientras mas me acercaba, más fácil era ver como todo se estaba desmoronando. La gran casa, Ravenwood Manor, se veía igual a las estereotipadas plantaciones del Sur que la gente del Norte esperaba ver después de los años en películas como
Lo que el Viento se llevo.

La Ravenwood Manor era aun impresionante, al menos en gran escala. Flanqueada por palmas pequeñas y cipreses, se veía como si pudiera haber sido el tipo de lugar donde la gente se sentaba en el porche bebiendo juleps* (Coctel) de menta y jugando cartas todo el día, si no se estuviera cayendo a pedazos. Si no fuera Ravenwood.

Fue un renacimiento griego, lo cual era raro en Gatlin. Nuestro pueblo estaba lleno de estilo federal y casas de plantaciones, lo que hacia que Ravenwood destacara mas como el dolor en el pulgar que era. Grandes, blancas y rusticas columnas, con la pintura descascarada por los años de abandono, soportaban un techo que se inclinaba bruscamente hacia un lado, dando la impresión de que toda la casa estuviera inclinada como una anciana reumática (que sufre de artritis). La cubierta del porche estaba astillada y completamente separado de la casa, amenazaba con derrumbarse si te atrevías a poner tan siquiera un pie sobre ella. La hiedra era tan espesa en las paredes exteriores que en algunos lugares se hacia imposible ver las ventanas bajo ella. Como si la tierra se hubiera encargado de tragarse la casa, tratando de llevarla de vuelta, desapareciéndola en la misma tierra donde había sido construida.

Había un dintel, la parte de la viga que se encuentra sobre la puerta en algunos edificios realmente antiguos. Pude ver una especie de tallado en el dintel. Símbolos. Parecían como círculos y media lunas, tal ves las fases de la luna. Di un tentativo paso sobre la quejumbrosa escalera para verlos más de cerca. Yo sabía algo sobre dinteles. Mi madre había sido una historiadora de la Guerra Civil, y me los había señalado en nuestras innumerables peregrinaciones a cada sitio histórico a un día de camino de Gatlin. Ella decía que eran muy comunes en las viejas casa y castillos, en lugares como Inglaterra y Escocia. Los cuales eran algunos de los lugares de donde venían algunas de las personas de por aquí, bueno, antes de que fuesen de por aquí.

Nunca había visto uno con símbolos tallados en él antes, solo palabras. Esos eran mas como jeroglíficos, que rodeaban lo que parecía una sola palabra, en un idioma que no reconocía. Probablemente significaban algo para las generaciones de Ravenwood que vivían aquí antes de que el lugar se cayera a pedazos.

Tome aire y salte el resto de escalones del porche, dos a la vez. Calcule que aumentarían mis probabilidades de caer atraves de ellos un cincuenta porciento si solo tocaba la mitad de ellos.

Alcance el anillo de bronce suspendido de la boca de un león que servía como aldaba, y llame a la puerta. Toque una vez, otra vez. Ella no estaba en casa. Me había equivocado, después de todo.

Pero entonces la escuche, la melodía familiar.
Dieciséis lunas. Ella estaba aquí en alguna parte.

Golpee con el anillo de bronce sobre la puerta. Se quejo, y escuche un brusco salto de respuesta al otro lado de la puerta. Me prepare para ver a Macon Ravenwood, a quien nadie había visto en el pueblo, no en mi vida de todos modos. Pero la puerta no se abrió.

Mire el dintel, y algo me dijo que lo intentara. Quiero decir, ¿que era lo peor que podría suceder? ¿Qué la puerta no se abriera? Instintivamente, estire mi mano y toque el centro del tallado por encima de mi cabeza. La luna creciente. Cuando lo presione, pude sentir la madera dando paso bajo mi dedo. Era una especie de gatillo.

La puerta se abrió sin siquiera un sonido. Di un paso por el umbral. No había vuelta atrás ahora.

La luz inundaba las ventanas, lo que parecía imposible teniendo en cuenta que las ventanas en el exterior de la casa estaban completamente cubiertas por hiedra y escombros. Sin embargo, dentro estaba iluminado, brillante y de alguna manera nuevo. No habían muebles antiguos o cuadros de los Ravenwoods que habían vivido antes que el Viejo Ravenwood, ni reliquias de antes de la guerra. Este lugar se veía mas como una pagina de un catalogo de muebles. Mullidos sofás, sillas y mesas de cristal con libros apilados en ellas. Todo era tan suburbano, tan nuevo. Yo todavía esperaba ver el camión de reparto estacionado afuera.

"¿Lena?"

La escalera de caracol parecía llevar a un loft; se veía increíblemente alta, muy por encima del rellano del segundo piso. No podía ver la cima.

"¿Sr. Ravenwood?" pude escuchar el eco de mi propia voz contra el alto techo. No había nadie aquí. Al menos, nadie interesado en hablar conmigo. Escuche un ruido detrás de mí, y salte, casi tropezando con una silla de gamuza.

Era un perro negro azabache, o tal vez un lobo. Algún tipo de mascota de miedo, porque llevaba un pesado collar de cuero del cual colgaba una luna de plata que sonó cuando se movió. Se quedo mirándome como si estuviera planeando su próximo movimiento. Había algo extraño en sus ojos. Eran demasiado redondos, demasiado humanos.

El lobo-perro gruño y me enseño los dientes. El sonido se volvió alto y estridente, mas como un grito. Hice lo que haría cualquiera.

Corrí.

Me tropecé con la escalera antes de que mis ojos se hubieran adaptado a la luz. Continúe corriendo, por el camino de grava, lejos de la Ravenwood Manor, lejos de la aterradora casa con mascotas y esos extraños símbolos en la puerta, de vuelta a la segura, débil y real luz de la mañana. El camino seguía y seguía, serpenteando atraves de los bosques y los descuidados arboles sin cultivar, salvajes con zarzas y arbustos. No me importaba a donde llevara, siempre y cuando fuera lejos.

Me detuve y me incline, con las manos en las rodillas, mi pecho explotándose. Mis piernas eran de goma. Cuando levante la vista, vi una desmoronada pared de roca frente a mí. Apenas y podía ver la copa de los arboles al otro lado de la pared.

Olí algo familiar. Arboles de limón. Ella estaba allí.

Te dije que no vinieras.

Lo se.

Estábamos teniendo una conversación, salvo que no lo estábamos haciendo. Pero al igual que en clase, podía escucharla en mi cabeza, como si estuviera parada a mi lado susurrándome al oído.

Sentí que me movía hacia ella. Había un jardín amurallado, tal vez incluso un jardín secreto, como algo sacado del libro que mi madre había leído al crecer en Savannah. Este lugar debería ser realmente viejo. La pared de piedra estaba desgastada en algunos lugares y completamente rota en otros. Cuando me abrí paso entre la cortina de vid (planta de uva.) que ocultaba el viejo y podrido arco de madera, pude escuchar el bajo sollozo de alguien llorando. Mire a atraves de los arboles y arbustos, pero aun no podía verla.

"¿Lena?" nadie respondió. Mi voz sonaba extraña, como si no fuera mía, rebotando contra los muros de piedra que rodeaban el bosquecillo. Agarre el arbusto mas cercano a mi y arranque una rama. Romero. Por supuesto. Y en el árbol encima de mi cabeza, allí estaba: un perfecto y suave limón de un extraño color amarillo.

"Soy Ethan." Mientras los sollozos crecían, supe que me estaba acercando.

"Vete, te lo dije." Sonó como si tuviera un resfriado; ella probablemente había estado llorando desde que salió de la escuela.

"Lo se. Te he oído." Era verdad, y no podía explicarlo. Me acerque con cuidado alrededor del romero, tropezando con las raíces de maleza.

"¿En serio?" ella sonó interesada, momentáneamente confusa.

"En serio." Era como los sueños. Podía oír su voz, salvo que estaba aquí, llorando en un jardín escondido en medio de la nada, en vez de cayendo entre mis brazos.

Separe una gran maraña de ramas. Allí estaba, aovillada entre la hierba, mirando el cielo azul.

Ella tenía un brazo sobre su cabeza, y otro aferrado a la hierba, como si pensara que pudiera salir volando si se soltaba. Su vestido gris yacía en un charco a su alrededor. Su cara estaba llena de lágrimas.

"¿Entonces porque no lo hiciste?"

"¿Qué?"

"¿Irte?"

"Quería asegurarme de que estuvieras bien." Me senté a su lado, el suelo estaba sorprendentemente duro. Pase la mano por debajo de mi y descubrí que estaba sentado sobre una lisa losa de piedra plana, oculta por la tierra.

Justo cuando me acosté, ella se sentó. Me senté, y ella se acostó de nuevo. Torpes. Así eran todos mis movimientos, cuando estaba cerca de ella.

Ahora, los dos estábamos acostados, mirando el cielo azul. Que se estaba volviendo gris, el color del cielo de Gatlin durante la temporada de huracanes.

"Todos me odian."

"No todos. Yo no. ni Link, mi mejor amigo."

Silencio.

"Ni siquiera me conoces. Dale tiempo; probablemente me odiaras también."

"Casi te atropello ¿recuerdas? Tengo que ser amble contigo, así no harás que me arresten."

Era una mala broma. Pero allí estaba, la sonrisa mas pequeña que posiblemente había visto en mi vida. "Esta justo en la parte superior de mi lista. Te reportare a ese gordo hombre que se sienta en frente del supermercado todo el día." Volvió a mirar hacia el cielo. Yo la mire a ella.

"Dales una oportunidad. No todos son tan malos. Quiero decir, lo son, justo ahora. Solo están celosos. Lo sabes ¿verdad?"

"Si, seguro."

"Lo están." La mire, atraves de la alta hierba. "Lo estoy."

Ella sacudió su cabeza. "Entonces estas loco. No hay nada que envidiar, al menos que te guste almorzar solo."

"Has vivido en todas partes."

Ella se puso pálida. "¿Y entonces? Tu probablemente has ido a la misma escuela y vivido en la misma casa toda tu vida."

"Lo he hecho, ese es el problema."

"Créeme, ese no es un problema. Yo conozco de problemas."

"Has ido a lugares, visto cosas. Mataría por hacer eso."

"Si, todo sola. Tú tienes un mejor amigo. Yo tengo un perro."

"Pero no le temes a nadie. Actúas de la manera que quieres y dices lo que quieres. Todo el mundo aquí tiene miedo de ser ellos mismos."

Lena recogió un poco de mugre con su dedo índice. "A veces desearía actuar como todos los demás, pero no puedo cambiar lo que soy. Lo he intentado. Pero nunca uso la ropa correcta o digo las cosas correctas, y algo siempre sale mal. Solo desearía ser yo misma y todavía tener amigos que noten si estoy en la escuela o no."

"Créeme, ellos lo notaron. Al menos, lo hicieron hoy." Ella casi se rio—casi. "Quiero decir, de una buena manera." Mire hacia otro lado.

Yo lo noto.

¿Qué?

Si estas o no en la escuela.

"Entonces supongo que estas loco." Pero cuando dijo las palabras, sonó como si estuviera sonriendo.

Mirándola, no me importaba tener una mesa para almorzar nunca más. No podía explicarlo, pero ella era, esto era, más que eso. No podía sentarme y verlos destruirla. No a ella.

"Sabes, siempre es así." Ella le estaba hablando al cielo. Una nube flotaba en el oscuro gris-azul.

"¿Nublado?"

"En la escuela, para mi." Levanto su mano y la agito. La nube parecía arremolinarse en la dirección en que su mano se movía. Se seco sus ojos con su manga. "No es como si realmente me importara si les gusto. Solo quisiera que no me odiaran automáticamente." Ahora la nube era un círculo.

"¿Esos idiotas? En unos meses, Emily tendrá un auto nuevo y Savannah tendrá una nueva corona y Eden se teñirá su cabello de un nuevo color y Charlotte tendrá, no lo se, un bebé o un tatuaje o algo, y esto será historia antigua." Estaba mintiendo, y ella lo sabía. Lena agito su mano de nuevo. Ahora la nube se veía mas como un circulo ligeramente abollado, y entonces quizás una luna.

"Se que son idiotas. Por supuesto que son idiotas. Todo ese cabello teñido de rubio y todos esos bolsos metálicos que combinan."

"Exacto, son estúpidos. ¿A quien le importa?"

"A mi. Ellos me molestan. Y por eso soy estúpida. Eso me hace exponencialmente más estúpida que estúpida. Soy una estúpida con el poder de la estupidez." Ella agito su mano. La luna voló lejos.

"Esa es la cosa mas estúpida que he oído." La mire por el rabillo del ojo. Ella trataba de no sonreír. Ambos simplemente nos quedamos allí por un minuto.

"¿Sabes que es estúpido? Tengo libros bajo mi cama." Acababa de decirlo, como si fuera algo que dijera todo el tiempo.

"¿Qué?"

"Novelas. Tolstoy. Salinger. Vonnegut. Y los leo. Ya sabes, porque me gustan."

Ella se dio la vuelta, apoyando su cabeza en el codo. "¿Si? ¿Qué piensan tus atléticos amigos sobre ello?"

"Digamos que me lo guardo para mi mismo."

"Si, bueno. En la escuela, me di cuenta que te gustan los comics." Ella trataba de sonar casual. "Silver Surfer. Te vi leyéndolo. Justo antes de que todo pasara."

¿Lo notaste?

Podría haberlo echo.

No sabia si estábamos hablando, o si solo me estaba imaginando todo, salvo que no estaba tan loco—todavía.

Ella cambio el tema, o más exactamente, regreso al anterior. "Yo también leo. Poesía mas que todo."

Podía imaginármela tendida en su cama leyendo un poema, aunque tenia problemas para imaginarme esa cama en Ravenwood Manor."¿Si? he leído a este tipo, Bukowski." Lo cual era verdad, si dos poemas contaban.

"Tengo todos sus libros."

Sabía que ella no quería hablar de lo que había sucedido, pero no podía soportarlo mas. Tenia que saberlo. "¿Va a contármelo?"

"¿Contarte que?"

"¿Qué fue lo que paso?"

Hubo un largo silencio. Se sentó y alejo la hierba a su alrededor. Se dejo caer sobre su estomago y me miro directamente a los ojos. Ella estaba a solo unos centímetros de mi cara. Me quede allí, congelado, tratando de concentrarme en lo que decía. "Realmente no lo se. A veces solo me pasan cosas como esa. No lo puedo controlar."

"Como los sueños." La mire a la cara, buscando tan siguiera un parpadeo de reconocimiento.

"Como los sueños." Ella lo dijo sin pensar, luego se estremeció y me miro, arrepentida. Yo había estado en lo cierto.

"Tu recuerdas los sueños."

Escondió su cara en sus manos.

Me senté. "Sabia que eras tu, y tu sabias que era yo. Sabias de lo que estaba hablando todo el tiempo." Aleje sus manos de su cara para verla, y un zumbido recorrió mi brazo.

Tú eres la chica.

"¿Por qué no dijiste nada anoche?"

No quería que lo supieras.

Ella no me miraba.

"¿Por qué?" la palabra resonó en el silencio del jardín. Y cuando me miro, su cara estaba pálida, y se veía diferente. Asustada. Sus ojos eran como el mar antes de una tormenta en la costa de Carolina.

"No esperaba que estuvieras aquí, Ethan. Pensé que era solo un sueño. No sabia que eras una persona real."

"Pero cuando supiste que era yo, ¿Por qué no dijiste nada?"

"Mi vida es complicada. Y no quería que tu—no quiero que nadie se mezcle en ella." No tenia ni idea de lo que estaba hablando. Todavía estaba tocando su mano; estaba tan consciente de ello. Pude sentir la rugosa roca bajo nosotros, y me agarre del borde de ella, sosteniéndome a mi mismo. Solo que mi mano se cerró alrededor de algo pequeño y redondo, atrapado en el borde de la piedra. Un escarabajo, o tal vez una piedra. Salió de la piedra hacia mi mano.

Entonces la impresión me golpeo. Sentí la mano de Lena apretarse alrededor de la mía.

¿Qué esta pasando, Ethan?

No lo se.

Todo cambio a mí alrededor, y fue como si estuviera en otro lugar. Estaba en el jardín, pero no en el jardín. Y el olor de los limones cambio, a olor a humo.
__
Era medianoche, pero el cielo estaba en llamas. Las llamas alcanzaban el cielo, impulsando masivos puños de humo, tragándose todo a su paso. Incluso la luna. El suelo se había convertido en pantano. Las cenizas de lo que se quemaba empapaba la tierra como lluvia que venia del fuego. Si solo hubiera llovido hoy. Genevive trago el humo que quemo su garganta hasta que le dolía respirar. El barro se aferraba a la parte inferior de su falda, haciéndola tropezar cada pocos metros con los voluminosos pliegues de tela, pero se obligaba a si misma a seguir moviéndose.

Era el fin del mundo. De su mundo.

Y ella podía oír los gritos, mezclados con los disparos y el incesante rugido de las llamas. Podía oír a los soldados gritar las ordenes para asesinar.

"Quemen esas casas. Que los Rebeldes sientan el peso de su derrota. ¡Quémenlo todo!"

Y una por una, los soldados de la Unión encendían las grandes casas de plantación, con sus propias cargas de keroseno, sabanas de cama y cortinas. Una por una, Genevive veía las casas de sus vecinos, de sus amigos y familia, entregándose a las llamas. Y en las peores circunstancias, muchos de esos amigos y familiares se rendian también, siendo comidos vivos por las llamas en las casas en las que habían nacido.

Eso era por lo que corría, entre el humo, hacia el fuego—justo hacia la boca de la bestia. Ella tenía que llegar a Greenbrier antes que los soldados. Y no tenía mucho tiempo. Los soldados eran metódicos, trabajaban a su manera para quemar las casa de Santee una por una. Ya habían quemado Blackwell; Dove's Crossing era la siguiente, luego Greenbrier y Ravenwood. El General Sherman y su ejercito habían iniciado la campaña de quema cientos de kilómetros antes de llegar a Gatlin. Habían quemado a Columbia hasta la tierra, y continuaban marchando hacia el este, quemando todo a su paso. Cuando alcanzaran las afueras de Gatlin las banderas de la Confederación continuarían agitándose, el segundo viento que necesitaban.

Fue el olor lo que le dijo que era muy tarde. Limones. El acido olor de los limones mezclado con las cenizas. Ellos estaban quemando los arboles de limones.

La madre de Genevive amaba los limones. Así que cuando su padre visito una plantación en Georgia cuando era niña, le había traído a su madre dos arboles de limones. Todo el mundo dijo que no crecerían, que el frio de las noches de invierno en Carolina del Sur los mataría. Pero la madre de Genevive no los escucho. Ella planto los arboles justo en frente de la plantación de algodón, cuidándolos ella misma. En las frías noches de invierno, cubría los arboles con mantas de lana y apilaba tierra en los bordes para mantener fuera la humedad. Y los arboles crecieron.

Crecieron tan bien atraves de los años, que el padre de Genevive le trajo veintiocho arboles mas. Algunas de las otras damas del pueblo le pidieron a sus esposo arboles de limones, y algunas de ellas incluso tenían un árbol o dos. Pero ninguna logro descubrir como mantener los arboles con vida. Los arboles solo parecían florecer en Greenbrier, en las manos de su madre.

Nada había sido capaz de matar esos arboles. Hasta hoy.

"¿Qué acaba de suceder?" sentí como Lena alejaba de un tirón su mano de la mía, y abrí mis ojos. Ella temblaba. Mire hacia abajo y abrí mi mano para revelar el objeto que había agarrado inadvertidamente de debajo de la piedra.

"Creo que tiene algo que ver con esto." Mi mano se había acurrucado alrededor de un viejo y maltratado camafeo, negro y ovalado, con la cara de una mujer grabada en marfil y perla. El trabajo en su cara era complicado y detallado. En un lado, descubrí una pequeña protuberancia. "Mira, creo que es un relicario."

Empuje la protuberancia, y el camafeo se abrió para revelar una pequeña inscripción. "Solo dice Greenbrier. Y una fecha."

Ella se sentó. "¿Qué es Greenbrier?"

"Debe ser esto. Esto no es Ravenwood. Es Greenbrier, la plantación de al lado."

"Y esa visión, el fuego, ¿Lo viste también?"

Asentí. Era demasiado horrible para hablar de ello. "Esto debe ser Greenbrier, lo que da de ello, de todos modos."

"Déjame ver el relicario." Se lo entregue con cuidado. Se veía como algo que había sobrevivido a mucho—incluso tal vez el incendio de la visión. Le dio la vuelta en sus manos. "Febrero 11, 1865."

Dejo caer el relicario, palideciendo.

"¿Qué esta mal?"

Ella miro hacia abajo, a la hierba. "El once de Febrero es mi cumpleaños."

"Así que es una coincidencia. Y un regalo de cumpleaños por adelantado."

"Nada en mi vida es una coincidencia."

Cogí el medallón y le di la vuelta. En la parte trasera había dos pares de iníciales grabadas. "ECW & GKD. Este relicario debió pertenecer a uno de ellos." Hice una pausa. "Eso es extraño. Mis iníciales son ELW."

"Mi cumpleaños, tus iníciales. ¿No crees que es un poco mas que extraño?" tal vez tenia razón. A no ser que—

"Debemos intentarlo de nuevo, para que podamos descubrirlo." Era como un anhelo que tenía que tachar.

"No lo se. Podría ser peligroso. Realmente sentí como si estuviera allí. Mis ojos todavía me arden por el humo." Tenía razón. No habíamos dejado el jardín, pero se había sentido como si estuviéramos allí en medio del incendio. Podía sentir el humo en mis pulmones, pero no importaba. Tenia que saberlo.

Sostuve el medallón en mi mano. "Vamos, ¿No eres mas valiente que eso?" era un desafío. Ella hizo girar sus ojos, pero tomo mi mano al mismo tiempo. Sus dedos rozaron los mios, y sentí el calor se su mano propagándose hacia la mía. Se me puso la piel de gallina. No se de que otra forma describirlo.

Cerré mis ojos y espere—nada. Abrí mis ojos. "Tal vez solo lo imaginamos. Tal vez se le acabaron las baterías."

Lena me miro como si fuera Earl Petty en Algebra, por segunda vez. "Tal vez no le puedes decir a algo como esto que hacer, o cuando hacerlo." Se puso de pie y se sacudió. "Me tengo que ir."

Hizo una pausa, mirándome. "Sabes, no eres lo que esperaba." Se dio la vuelta y comenzó a buscar su camino de vuelta atraves de los arboles de limón, hacia el otro lado del jardín.

"¡Espera!" La llame, pero ella siguió su camino. Trate de alcanzarla, tropezando con las raíces.

Cuando alcanzo el último árbol de limón, se detuvo. "No."

"¿No que?"

Ella no me miraba. "Solo déjame sola, mientras todo sigua bien."

"No entiendo de que estas hablando. En serio. Estoy intentándolo."

"Olvídalo."

"¿Crees que eres la única persona complicada en el mundo?"

"No. pero—es mi especialidad." Se volvió a ir. Dude, y puse mi mano sobre su hombro. Estaba caliente por el desaparecido sol. Pude sentir el hueso bajo su camisa, y en ese momento ella parecía frágil, como en los sueños. Lo que era extraño, porque cuando me miraba, todo lo que podía pensar era en lo fuerte que se veía. Tal vez tenía algo que ver con sus ojos.

Nos quedamos así por un momento, hasta que finalmente se rindió y se dio la vuelta. Lo intente de nuevo. "Mira. Algo esta pasando aquí. Los sueños, la canción, el olor, y ahora el medallón. Es como si debiéramos ser amigos."

"¿Acabaste de decir el olor?" se veía horrorizada. "¿En la misma oración que la palabra amigos?"

"Técnicamente, creo que fue una frase diferente."

Ella miro fijamente mi mano, y la quite de su hombro. Pero no podía dejarla ir. La mire directamente a los ojos, realmente la mire, tal vez por primera vez. El abismo verde parecía estar tan lejos que no podía alcanzarla, ni siquiera en toda una vida. Me pregunte lo que la teoría de Amma "
los ojos son la ventana del alma" haría con esto.

Es demasiado tarde, Lena. Ya eres mi amiga.

No puedo serlo.

Estamos en esto juntos.

Por favor. Tienes que creerme. No lo estamos.

Ella rompió el contacto con mis ojos, apoyando su cabeza en el árbol de limón. Se veía triste. "Se que no eres como el resto de ellos. Pero hay cosas que no puedes entender sobre mí. No se como conectamos de la forma que lo hicimos. No se porque tuvimos el mismo sueño, no mas que tu."

"Pero quiero saber que esta pasando—"

"Cumpliré dieciséis en cinco meses." Levanto su mano, entintada con un número como de costumbre. 151. "Ciento cincuenta y un días." Su cumpleaños. Los números cambiantes que escribía en su mano. Ella estaba haciendo una cuenta regresiva de su cumpleaños.

"No sabes lo que significa, Ethan. No sabes nada. Puede que ni siquiera este aquí después de eso."

"Estas aquí ahora."

Ella miro mas allá de mi, hacia Ravenwood. Cuando finalmente hablo no me estaba mirando. "Te gusta ese poeta, Bukowski?"

"Si." Respondí, confundido.

"No lo intentes."

"No lo entiendo."

"Eso es lo que dice, en la tumba de Bukowski." Ella desapareció atraves de la pared de piedra y se había ido. Cinco meses. No tenia ni idea de lo que estaba hablando, pero reconocí ese sentimiento en mi estomago.

Pánico.

En el momento en que atravesé la puerta en la pared, ella había desaparecido como si nunca hubiera estado allí, dejando solo la brisa que flotaba con olor a limones y romero detrás de ella.

Lo curioso era, que mientras mas corriera, más decidido estaba a seguirla.

No lo intentes.

Estaba bastante seguro que mi tumba diría algo diferente.

LEE EL CAPITULO 8 MAÑANA AQUI EN EL BLOG DE CATY ; )